miércoles, 29 de febrero de 2012

Domingo 12 de febrero. JESUS EXPULSA DEMONIOS CON AUTORIDAD.




LECTURAS: Marcos 11:15-19.



Notas, comentarios y reflexiones:






Al comenzar la vida pública Jesús expulsó a los mercaderes del Templo en un acto que suscitó esperanzas en algunos y enemistad en los comprometidos con el mercadeo de las cosas de Dios.
Ahora va a suceder algo similar, pero no en vano han transcurrido tres años de intensa evangelización. Jesús ya no se presenta sólo como un reformador religioso, pues en el Templo se ha proclamado el Hijo de Dios igual a Padre. Está hablando en su casa, en la casa de Dios, y todo su poder se dejará ver con fuerza. "Llegan a Jerusalén. Y, entrando en el Templo, comenzó a expulsar a los que vendían y a los que compraban en el Templo, y derribó las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo, y les enseñaba diciendo: ¿No está escrito que mi casa será llamada casa de oración para todas las gentes? Vosotros, en cambio, la habéis convertido en una cueva de ladrones"(Mc).
Su acción no encuentra ahora gentes sorprendidas por el desconocido galileo. Ahora todos saben que el que actúa con santa ira se ha proclamado Mesías rey, ha sido aclamado por el pueblo y discutido por los príncipes. Temen, recogen sus enseres, y huyen. La actividad era grande en el mercado del Templo durante la Pascua. Miles de sacrificios, multitud de animales, vocerío, paso por el centro del templo, y nada de oración. Pero la acción apunta más alto, los responsables son los que dirigen el Templo. El sumo Sacerdote permite aquel barullo porque se enriquece con cada transacción. Si el dinero fluye a sus arcas poco le importa el orden del templo. Los que le asisten también son colaboradores de aquel abuso. En realidad la gloria del Altísimo era cuestión muy lejana de sus intereses. Aquí está la raíz del rechazo de Jesús como Mesías que se manifiesta como el Hijo de Dios. Si fuesen hombres de oración, si estuviesen unidos con Dios, descubrirían la verdad del enviado de Dios. Pero no lo son, por eso cuando los príncipes de los sacerdotes y los escribas lo supieron, “buscaban el modo de perderle; pues le temían, ya que toda la muchedumbre estaba admirada de su doctrina"(Mc).
La rabia crece en su corazones. el mismo Sanedrín ha determinado que se le mate, pero Jesús actúa con impunidad en el Templo. Es más actúa haciendo y deshaciendo, enseñando y corrigiendo abusos. Parece que les provoca. Y ellos no pueden aguantar. Por eso con irritación se enfrentan con Jesús sin atender a sutilezas, a gritos: "Y mientras paseaba por el Templo, se le acercan los príncipes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le dicen: ¿Con qué potestad haces tales cosas?, o ¿quién te ha dado tal potestad para hacerlas?". Siempre es el mismo tema: ¿quién eres?, como si no lo hubiese dejado claro muchas veces allí mismo. Pero no quieren aceptarlo, ninguna razón les moverá de su incredulidad. Por eso Jesús les contestó de un modo sorprendente: "Yo también os haré una pregunta, respondedme, y os diré con qué potestad hago estas cosas: el bautismo de Juan ¿era del Cielo o de los hombres? Y deliberaban entre sí diciendo: Si decimos que del Cielo, dirá: ¿por qué, pues, no creísteis? Pero ¿vamos a decir que de los hombres? Temían a la gente; pues todos tenían a Juan como a un verdadero profeta. Y contestaron a Jesús: No lo sabemos. Entonces Jesús les dice: Pues tampoco yo os digo con qué potestad hago estas cosas"(Mc).
Jesús tiene autoridad de rey; tiene la autoridad de quien tiene poder de hacer milagros; tiene autoridad de hombre perfecto y sabio; tiene la autoridad de Hijo de Dios; tiene la autoridad del Padre que le ha dado todo poder. Ninguna de ellas es aceptada por aquellos hombres de corazón envilecido. Sus mentes bullen ante la cuestión de quedar bien con el pueblo. Y se refugian en la evasiva cuando se les enfrenta con la verdad. Jesús no puede actuar con la claridad de la verdad a los que están cerrados a la luz. Y deja en evidencia a los que no quisieron creer en el Bautista, y no quieren creer en Él.


Tú necesitas saber que Jesucristo tiene autoridad sobre los espíritus malignos y puede liberarte de su influencia dañina. La Autoridad de Jesús Sobre los Espíritus Malignos releer Lucas 8:31-33. Existen algunos aspectos de este evento que no son familiares para la mayoría de nosotros.El “abismo” evidentemente se refiere al juicio final de los espíritus malignos, el cual está descrito en Apocalipsis 20:10. Los demonios sabían que el Mesías los enviaría allá al final de la Era.
No sabemos la razón por la cual Jesús les permitió entrar en la piara de cerdos. Algunos dicen que era para demostrar a los pastores que el hombre había sido liberado, pero la conducta posterior del hombre lo demostró. Algunos dicen que se manifestó la intención destructiva de los demonios, pero ellos ya la habían manifestado por sus efectos sobre el hombre. Por la razón que sea, los demonios fueron los responsables de la muerte de los cerdos.
¡Pero no perdamos el bosque por ver los árboles! La autoridad de Jesús sobre los espíritus malignos. Jesús no pronunció ningún conjuro, no utilizó ningún rito, ni parafernalia (equipos), etc. Él “ordenó”, “dio permiso”, y los espíritus malignos tuvieron que obedecerle. Su Palabra lleva la autoridad de Dios. En este y en muchos otros pasajes, la Biblia declara que podemos ser liberados de los efectos dañinos de los espíritus malignos a través de Jesucristo y solamente a través de Jesucristo. A la luz de esto, debiéramos todos seguir los pasos siguientes:
• Ven a Cristo, el único que tiene el poder sobre las fuerzas del mal (1Juan 4:4). Esto es debido a que Él es Dios quien los creó (Col. 1:15 al final). Los demonios sólo falsifican la intención que tiene Dios hacia los humanos—vivir dentro de nosotros personalmente.• Sepárate de todas las prácticas ocultistas (Hechos 19:18,19). Confiesa y renuncia a toda participación conocida. Hemos visto a muchos liberados de la opresión espiritual y el sometimiento cuando esas personas hacen esto.• Discierne y rechaza las enseñanzas religiosas que fracasan en distinguir entre Dios y otros seres espirituales (1Juan 4:1-3).


Las respuestas más naturales de aquellos que experimentan un amor liberador y el poder de Jesucristo quieren quedarse con Jesús y decirle al resto a cerca de él. Ahora que el Espíritu Santo ha llegado, nunca tendremos que dejar la presencia de Jesús, y su Espíritu nos da poder para nuestro testimonio a los demás.


El único poder que Satanás tiene ahora es el poder de la INFLUENCIA. Todavía intenta engañarnos a través de palabras, obras y maravillas mentirosas. Busca convencer a los cristianos para que piensen que todavía es el que manda.
Esto es un gran peligro para nosotros. Tenemos que defendernos. Satanás intentará privarnos y robarnos tantas bendiciones como se lo permitamos.

¡Hermano tu tienes el poder de destruir los dardos incendiarios de satanás, con tu libertad para decidir!. No le hagas el juego a satanás. Lucha por tu libertad.


¡AMEN Y GLORIA A DIOS!.


*NOTAS, COMNETARIOS Y REFLEXIONES POR EL COLABORADOR OSCAR RIVERA.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Domingo 5 de febrero. RENOVACION INTERIOR.



NOTAS, COMENTARIOS Y REFLEXIONES:



La renovacion interior se obtiene por el Espiritu Santo, el mundo cansa, avegenta, desgasta; no vemos renovados cuando somos espirituales, Dios ha provisto lo necesario para que nos veamos renovados; y esta renovación hay que hacerla desde adentro.


¿Cuántas veces te diriges al señor por su nombre?


Decir Jesucristo renueva internamente, Jesucrsito es vida nueva y la vida nueva nos renueva, nos restaura nos lleva a decir ¡yo estoy bien!.


El Espíritu Santo no habita donde no se le da gloria a Jesucristo, Dios restaura donde hay humildad y se reconoce a Jesuscristo como Señor y Salvador.


“2ª Corintios 4: 1- 18.”
Idea central:
“Es inevitable que los sufrimientos y situaciones complicadas que atravesamos en la vida se reflejen en nuestro aspecto físico, pero eso no es lo importante. Debemos procurar que nuestro hombre interior se vaya renovando, recobrando fuerzas para seguir adelante.”
Por lo que:
a) Nuestro cuerpo diariamente está en un proceso de renovación. Mueren millones de células que son reemplazadas por otras nuevas. Conforme vamos siendo más mayores (menos jóvenes) esa velocidad de reemplazamiento disminuye. Es el proceso de renovación de nuestro cuerpo.
b) Con los problemas y situaciones que atravesamos en nuestra vida se produce un deterioro en nuestro físico, lo que la Biblia habla como nuestro hombre exterior (aunque no hay dos hombres sino uno sólo). Muchas veces es lo que más nos preocupa, si nos salen canas nos teñimos, si se nos cae el pelo nos lo implantamos, si nos salen arrugas nos echamos cremas o nos hacemos la cirugía, etc. Pero esa no es la parte que debe reclamar nuestra atención.
Nuestro hombre exterior se puede ir desgastando, es lo normal, pero lo que no se debe desgastar nunca es nuestro hombre interior. Este debe estar en proceso de renovación constante.
Vamos a ver cual es la clave para esa renovación, cómo y dónde renovarnos.
La Biblia nos enseña el camino para esa renovación porque también el hombre ha buscado esta respuesta en otros sitios: yoga, meditación, reiki, chamanismo, medicina holistica, etc...
“Clave de la renovación”
a) El centro de gravedad en física es el punto teórico que mantiene el equilibrio de nuestro cuerpo. Si al movernos lo desplazamos es cuando nos caemos. Pues bien, el centro de gravedad de nuestra vida espiritual debe estar bien fijado.
b) Leer 2ª Corintios 4: 15. Lo más importante para nosotros no debe ser nuestro progreso personal y material. Debemos comprender que lo más importante es el progreso del evangelio. Que la noticia de la salvación se extienda y sea aceptada por más personas. Esto supone mover nuestro centro de gravedad de nosotros mismos hacia los demás. Pero todavía falta otro movimiento.
c) Leer 2ª Corintios 4: 17- 18. El segundo movimiento es pasar de lo material a lo eterno. Colocar esta vida terrenal en la dimensión en que la Palabra de Dios nos enseña y comprender que nuestro destino no es ser felices aquí (aunque Dios tampoco quiere que esta vida sea un valle de lágrimas). Nuestro lugar no es este, este mundo no nos aceptará plenamente. Esto no quiere decir vivir de espaldas a la actualidad sino tener clara la perspectiva de futuro. NOS ESTÁ ESPERANDO LA ETERNIDAD CON CRISTO.
Nuestro objetivo en esta vida es ser como Cristo: 2ª Corintios 3: 18. Por eso necesitamos ser renovados: “hechos de nuevo”. Cambiar continuamente hasta ser como el Señor. Ahora veremos cómo podemos conseguir esto.
“¿Cómo renovarnos?”
a) 2ª Corintios 4: 7. Esa renovación va a venir del poder de Dios no de mis fuerzas ni mis méritos. El agente que va a producir el cambio en nuestras vidas va a ser Cristo. Las situaciones por las que pueda atravesar me van a enseñar a depender de Dios.
b) Efesios 3: 16. Es algo de lo que no podemos prescindir. El desgaste exterior de nuestra vida lo vemos, el interior a menudo nos pasa más desapercibido pero existe también. No debemos descuidarnos. Caer en el desánimo, la desesperación o abandonar. Debemos pedir a Dios que nos de Fuerza para seguir pero hacerlo como Él quiere.
Ezequiel 47. Esa es la forma de renovarnos. Sumergirnos en el río de Dios, estar dispuestos a perder nuestra seguridad y dejar que ese río traiga fruto a nuestra vida y a la de otros.
“¿Dónde renovarnos?”
a) En la oración. Lucas 11: 9- 10. Dios sabe cuales son nuestras necesidades y está dispuesto a intervenir a nuestro favor. En oración depositamos nuestra confianza en Dios y escuchamos su voz que reconforta nuestro corazón y nos anima a la vez que nos muestra el camino.
b) En la comunión con los hermanos. 1ª Corintios 12: 26- 27 y Colosenses 3: 16. Dios nos ha colocado en la iglesia para que seamos renovados mediante el uso de los dones espirituales. Este es el aspecto de edificación de la Iglesia. Debemos estar pendientes unos de otros para que no permitamos que nadie perezca espiritualmente.
c) En el consejo pastoral. Es la labor principal del pastor, procurar que todos crezcamos para ser como Cristo, aconsejarnos y enseñarnos a conseguirlo: Colosenses 1: 28- 29 y 1ª Tesalonicenses 5: 12.
d) Trabajando en la obra de Dios. Este es el aspecto fundamental. Volvemos al primer punto de esta exposición. Nos vamos a renovar no para nuestro propio provecho sino para el avance del evangelio: 2ª Corintios 4: 17. Mientras trabajamos en la obra de Dios vamos a ir siendo hechos de nuevo. Esto no lo podemos conseguir si permanecemos pasivos a los proyectos y actividades de la Iglesia sino si me involucro, busco mi lugar y practico mis dones.
Conclusión:
a) No podemos evitar nuestro deterioro físico pero debemos estar atentos para no dejar de renovar nuestro hombre interior.
b) La clave es enfocar nuestra vida en el servicio a Dios y a los demás.
c) Seremos renovados en la dependencia del Espíritu Santo y en el trabajo en la obra de Dios.
d) La renovación espiritual no es un concepto místico que se consigue yendo al Nepal ni retirándonos a ningún sitio.
e) Tampoco podemos entender esta renovación como algo que me permita sentirme bien sino que me va a permitir llevar MUCHO FRUTO.






¡HERMANO, RENUEVATE EN CRISTO, ATREVETE A VIVIR UNA VIDA NUEVA TENIENDO A CRISTOJESUS EN TODO LO QUE HAGAS, VIVE EN CRISTOJESUS!




*NOTAS, COMENTARIOS Y REFLESIONES POR EL COLABORADOR OSCAR RIVERA.

Domingo 29 de enero 2012. LA ORACION TE MANTIENE SANO Y LIBRE.


NOTAS, COMENTARIOS Y REFLEXIONES


Nuestro tema es la oración cristiana. No simplemente oración, sino oración cristiana. En Lucas once, leemos, “Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando acabó, le dijo uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.” Es nuestra petición que aprendamos a orar efectivamente; y que aprendamos esto de las enseñanzas de Jesucristo mismo y de las Sagradas Escrituras.
Cuando hablamos de oración, no estamos hablando de orar a cosas creadas. Esto es lo que la mayoría de la gente en el mundo hace. Si usted viaja a cualquier parte del mundo, se dará cuenta que la gente ora. Todos adoran, pero casi todas estas gentes adoran a criaturas. Oran al sol, oran a la luna, oran a los árboles, oran al viento, oran a los santos. Este tipo de oración, de acuerdo con la Biblia, es idolatría. La oración cristiana es pronunciada por personas verdaderamente cristianas, quienes han sido nacidas de Dios, y a las cuales no solo se les ha perdonado sus pecados, sino que además se les ha otorgado naturaleza divina. Estos son verdaderos cristianos, en quienes el Espíritu Santo habita. Para los cristianos, la oración debe ser tan natural como el llorar y respirar de un bebé recién nacido. A continuación, consideremos algunos puntos acerca de la verdadera oración cristiana.
Oración es conversación con el Dios infinito, personal, y trino. Oración es comunión con este Dios, comunión para la cual fuimos creados. Hemos sido creados para vivir una vida en relación y comunión con el único Dios verdadero y vivo, quien existe en tres personas. Y esto quiere decir que no podemos orar y dormir al mismo tiempo. Normalmente oración es lenguaje, articulación, conversación. Aunque me gustaría poder orar mientras estoy durmiendo, parece que esto no resulta. Entonces, bíblicamente hablando, la oración es una conversación con la personalidad infinita, con el Dios de las Sagradas Escrituras, el Dios que creó y que reina el universo.
Dios hace su voluntad a través de nuestra oración. Hay personas que preguntan: ” Por qué debemos orar si sabemos que Dios a determinado todas las cosas desde la eternidad? Todo lo que ocurre, ocurre porque Dios lo ha decretado. Por lo tanto, cuál es la diferencia entre orar a Dios y no hacerlo?” Esa es una pregunta tonta, y la respuesta está en que el mismo Dios que determinó todas las cosas, determinó también el medio por el cual sus propósitos han de ser efectuados. Qué quiere decir esto? Por ejemplo, aunque es Dios quien salva a los pecadores, El también ha decretado el medio por cual los pecadores pueden ser salvos, y eso es a través de seres humanos predicando el evangelio de Jesucristo. Así que si alguien pregunta, ” Por qué debo testificar?” ” Por qué debo predicar el evangelio?” Podemos contestar: “Dios es magnífico, y Dios es grande, y Dios es absolutamente soberano. El ha determinado todas las cosas y El va a salvar a todas las personas a quienes ha predestinado para la salvación”. Dios va a salvar a todas las personas, pero los va a salvar a través de los medios que el mismo a determinó. Del mismo modo, Dios hace efectivos sus decretos por medio de oraciones que nosotros oramos y que han sido determinadas por El. Es por esto que la oración es extremadamente importante. Es por medio de nuestra oración que la voluntad de Dios es hecha.
Debemos orar de acuerdo con la voluntad expresa de Dios, tal como nos es revelada a través de un solo medio, en el libro que Dios nos ha dado, en el Nuevo y en el Antiguo Testamento. La voluntad de Dios está revelada en la Palabra de Dios. Si la voluntad de Dios puede ser comparada a un círculo, entonces todas nuestras oraciones tienen que estar adentro de este círculo, o sea, de acuerdo con la expresa voluntad de Dios. Usted no puede orar afuera del círculo de revelación divina. Por ejemplo, suponga que yo no amo a mi esposa, y aunque hemos estado casados por muchos años, ahora quiero tener otra mujer. Esta no es una oración que puedo orar: “O Dios, por favor encuéntrame otra mujer. Ya han sido treinta y cinco años.” Por qué? Tal oración está afuera de la voluntad expresa de Dios. Toda oración debe acordar con la voluntad de Dios, tal como aparece revelada en las Sagradas Escrituras.
En Juan, capítulo quince, versículo siete leemos: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis, y os será hecho.” Se dan cuenta entonces que la oración debe estar de acuerdo con la voluntad de Dios que nos ha sido revelada. En la Primera de Juan, capítulo cinco, versículo catorce, Juan dice esto: “Y ésta es la confianza que tenemos en El, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, El nos oye.” Entonces la oración es toda cosa que ustedes quieran, pero siempre dentro de una esfera que es “conforme a su voluntad”, a la palabra de Dios. Juan continúa, “Y si sabemos que El nos oye, cualquier cosa que pidamos” donde “cualquier cosa” está limitada por la palabra de Dios “sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” Este es un gran versículo que nos proporciona una gran seguridad, que si oramos de acuerdo con las promesas de Dios mismo, El va a cumplir con lo que ha prometido. Lean en Segundo Samuel, capítulo siete, versículos veinticinco y veintiséis, donde David ora de este modo: ” O Dios, ejecuta lo que has prometido.” Esta también es una muy buena ilustración de oración correcta, oración acuerdo con la voluntad de Dios.
Por qué es la oración tan importante? La oración es tan importante, primero, porque Dios nos ha mandado que oremos. Es por medio de nuestra oración que Dios provee cuando necesitamos. La oración es el método de gracia por el cual se nos proporciona lo que necesitamos. Segundo, hay un Diablo que se opone a todo cristiano. En la Primera de Pedro, capítulo cinco, comenzando con el versículo ocho, San Pedro nos dice, “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el Diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar, al cual resistid firmes en la fe.” Así es que otra razón por la cual hay que orar, es que hay un Diablo que constantemente está tratando de derrotarnos y devorarnos. Con seguridad esto no ocurrirá, ya que Dios nos ama y está con nosotros. La gente de Dios orará y recibirá poder divino e iluminación para resistir al Diablo por medio de la sangre de Jesucristo. Tercero, Jesucristo mismo, Dios encarnado, el hijo de Dios, siempre oraba. Normalmente Jesús se levantaba muy temprano por la mañana, iba a una parte solitaria y oraba. Lo vemos orando a través de toda su vida. Lo vemos orando en el Jardín de Getsemaní. Lo vemos orando en la cruz cuando estaba muriendo. Por lo tanto, para Jesús la oración era normal, como respirar. El tenía una constante comunión con su Padre Celestial. Cuarto, los apóstoles oraron y nos enseñaron a orar. Especialmente cuando leemos el libro de Hechos, encontramos a los apóstoles orando continuamente. En Hechos, capítulo seis, versículo cuatro Pedro dice, “Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.” Los apóstoles fueron bien instruidos por nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Dios no oye las oraciones de paganos, de pecadores; ningún pecador puede acercarse al trono de Dios y orarle a El. Las únicas personas que verdaderamente pueden orar son las personas que han sido nacidas de nuevo por el Espíritu Santo, a quienes se les ha dado naturaleza divina, a quienes se les ha removido para siempre sus pecados. Estas son las personas a las cuales les será permitido acercarse con confianza al trono de gracia para comulgar con Dios, y Dios les oirá sus oraciones. Ahora, ya hemos mencionado que mucha gente ora. Qué podemos concluir, entonces, de toda esta piedad expresada por gentes de todo el mundo? Que ellos no están orando al verdadero Dios, al Dios infinito y personal quien creó y gobierna el universo. Ellos no le oran a El Padre, Hijo y Espíritu Santo.
La oración es muy, muy difícil. Es un ejercicio muy difícil. Podemos venir a la iglesia fácilmente. Podemos leer la Biblia fácilmente. Podemos escuchar sermones fácilmente. Podemos hacer muchas, muchas cosas con mayor facilidad que acudir a Dios y orar. Por qué? Porque somos pecadores, y porque hay un demonio que nos opone. El Diablo odia cuando nos arrodillamos y oramos, sin quedarnos dormidos, a El Dios todopoderoso. La verdad es que los cristianos, particularmente en los países mas económicamente avanzados del mundo, no oran mucho porque aparentemente no tienen muchas necesidades. Sus necesidades son superficiales, cubiertas con prosperidad económica, aunque tengan necesidades espirituales muy serias. Piensan que todo está bien, y por eso no necesitan orar. Prefieren leer el periódico. Prefieren ver televisión lealmente. La televisión es para ellos como una droga; si no la ingieren, además de disgustarse manifiestan síntomas de adicción. La gente cristiana ocupa su tiempo en muchas actividades, excepto en oración. Reconozcamos que la oración es extremadamente difícil. Cuando oramos, nosotros sabemos que lo hacemos porque el Espíritu Santo ha generado adentro de nosotros un gran deseo de orar. Cuando oramos, Dios produce y hace nacer en nosotros el deseo urgente de comunicarnos con Dios, y de permanecer con El.
La oración es normalmente dirigida a Dios Padre. Puede también ser dirigida a Dios Hijo, o a Dios Espíritu Santo, pero normalmente la oración es dirigida a Dios Padre. En Mateo, capítulo 6, versículo nueve, Jesucristo nos dice en la oración que El mismo nos enseñó: “Vosotros, pues oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos”. De manera que la oración debe ser dirigida a Dios Padre, quien es la primera persona de la Sagrada Trinidad. Ahora, Dios Padre es su padre, y a El le gusta mucho oír sus oraciones. A El le gusta mucho verlo, o verla. No debemos pensar que Dios Padre es severo y transcendente y que está lejos de nosotros. Cómo podemos entonces, siendo pecadores, acercarnos de alguna manera a Dios Padre? Lo hacemos por medio de Jesucristo. La verdad es que Dios Padre nos amó desde toda eternidad y que fue El quien planeó nuestra salvación. El planeó nuestro acceso a su persona por medio de Jesucristo. Es por esto que usted necesita entender que Dios padre nos ama muy tiernamente, como un padre ama a sus propios hijos. Debemos entender que a El le place que vengamos a orarle. Dios está mas dispuesto a contestar nuestras oraciones que nosotros a orar. Así es que tenga esto en mente, especialmente al acercarse a Dios Padre en oración.
La oración es ofrecida a Dios Padre por medio de Jesucristo. Leamos Hebreos, capítulo diez : “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne.” Es con base en la expiación de Cristo por nosotros que podemos acercarnos a la presencia de Dios Padre. Este acceso a Dios Padre se nos otorga por medio de Jesucristo, por medio de su intervención, por medio su sangre, la cual derramó en nombre de nosotros. En el versículo veintidós, leemos: “acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Esto significa que debemos dirigirnos a Dios por medio de la obra de Jesucristo, por medio de su sangre. Jesucristo dijo, “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie vendrá al Padre excepto por medio de mí.” Es, entonces, a través de Jesucristo, que venimos al Padre. También se nos ha dicho que oremos en el nombre de Jesucristo, lo cual quiere decir por medio de Su autoridad, basándonos en Su intervención por nosotros. No venimos al Padre basándonos en nuestra propia justicia. Venimos al Padre basándonos en la obra redentora de Jesucristo, por medio de la cual se nos ha adjudicado Su justicia. De manera que ahora podemos acercarnos a Dios Padre, y Dios Padre nos acepta porque venimos a El por medio de Jesucristo.
Finalmente, tenemos que estar conscientes de que venimos a Jesucristo también por el Espíritu Santo. Leamos Efesios, capítulo dos, versículo 8 y Romanos , capítulo ocho, versículo quince. Dios nos ha dado el Espíritu de adopción por el cual lloramos “Abba, Padre”. La oración la ofrecemos al Padre a través de Jesucristo, por medio del Espíritu Santo, quien Dios nos ha dado. Reflexionemos acerca de estas cosas, y pongámoslas en práctica, para que podamos gozar de este gran privilegio llamado oración.



UN CRISTIANO SALUDABLE

Este podría considerarlo con un test o una consulta médica que se realiza con el propósito de definir nuestro nivel de salud, muchas veces recibimos la terrible noticia que estamos enfermos, algunas otras que gozamos de buena salud. ¿Esta preparado?

UN CRISTIANO SALUDABLE
1. Es aquel que habla con Dios diariamente (Mateo 26:41)
2. Vela en todo tiempo ante las acechanzas del enemigo
3. Mantiene un ritmo constante de oración

Un cristiano saludable es reflejado a través de la oración, en primer lugar es importante notar que el deseo de buscar a Dios ya muestra un buen estado saludable, y en segundo lugar, buscarle en oración define el estado de salud, podríamos decir entonces que cuando un Cristiano está saludable, desea orar y lo hace y se mantiene velando en todo tiempo, consciente que si deja de orar podría ser dañado con un flechazo del enemigo y esto dañaría su salud, nadie que recibe un flechazo puede considerarse como sano, pero el cristiano saludable que habla con Dios diariamente mantiene un ritmo adecuado de oración, no significa que no tenga que hacer nada mas que orar, sino que ha comprendido que la oración es parte de su dieta alimenticia y si no hace uso de ella su salud va decreciendo.

Mantente alerta viviendo sanamente y solo lo lograras si la oración es parte de tu diario vivir, no solo en tus tiempos de comida, lo cual hasta algunos olvidan, sino en todo tiempo una actitud de oración, puedes orar cuando vas en el taxi o camión, puedes orar cuando estas trabajando, cuando estas haciendo deporte; no necesariamente de rodillas todo el tiempo, pero buena salud es también apartar un tiempo en la intimidad con Dios, donde puedas doblar tus rodillas y humillarte ante nuestro Dios.

UN CRISTIANO SALUDABLE
2. Es aquel que escudriña la palabra de Dios (Juan 5:39)
- Porque comprende que en ella hay vida
- Porque en ella se testifica de Cristo
- Y Cristo es el camino la verdad y La Vida

La salud del cristiano es notable cuando le ha dado importancia a el estudio de la palabra de Dios, no una simple forma de lectura, sino un estudio profundo y constante, la buena salud se logra por constancia, es decir siempre se mantiene estudiando la palabra, aprendiendo de ella, compartiéndola y haciéndola propia. Si nos enteráramos que determinada planta nos ayudaría a vivir más años sobre la tierra, todos corrieran por encontrar esa planta y vivir para siempre sobre la tierra, entonces como no nosotros sabiendo que no como farsa sino como verdad la Palabra de Dios nos habla de vida eterna, vamos a desperdiciar este regalo maravilloso.

El cristiano saludable que escudriña la palabra de Dios ha comprendido que en la Palabra de Dios hay vida y alguien que vive es porque goza de salud. También el cristiano saludable que escudriña la palabra ha descubierto que el testimonio del amor de Dios y su entrega a través de su único hijo, se encuentra en las páginas de la Biblia. Quien que este enamorado no quiere oír diariamente que le aman, y la palabra de Dios nos habla cada día testificando del amor de Dios y su entrega por la humanidad, descifrando que la vida se encuentra en Cristo.

UN CRISTIANO SALUDABLE
3. Es aquel teme a Dios (Proverbios 3:7-8)
- Y se aparta del mal
- Y encuentra sanidad en Él
- Y se recrea en El
- Disfruta el temer a Dios

La salud del cristiano es reflejada también a través de nuestra actitud, una persona que hace lo que se le antoja no está reflejando buena salud espiritual, pero el cristiano saludable es aquel que teme a Dios, que no quiere fallarle, que solo busca agradarle, que literalmente y contundentemente se aparta del mal, si antes le gustaba el placer de la bebida alcohólica, hoy se goza tomándose un vaso de agua pura y no le es molestia. El cristiano saludable reconoce que en el temor de Dios está la sanidad del alma, el hombre nace podrido y destruido, pero viene Cristo y nos da sanidad y nos limpia y el temor a Dios nos encamina día a día a un mejor estilo de vida, y ese estilo de vida va enfocado a disfrutar realmente esta forma de vida.

Muchos piensan que como cristianos vivimos amargados, nunca sonreímos, cuando realmente la alegría eterna esta en Cristo, solo cuando conoces a Dios y su amor y a su hijo y su entrega y al Espíritu Santo tu consolador, entonces empieza disfrutar honrar a Dios y temerle no por quedar bien con Dios solamente el cual es una razón, sino también porque es beneficio para cada uno de nosotros.

UN CRISTIANO SALUDABLE
4. Es aquel que honra a Dios con su cuerpo
- Porque comprende que no le pertenece
- Porque comprende que Cristo pago el precio
- Porque glorifica a Dios con su físico

El lastimar nuestro cuerpo puede significar la muerte, y cuando hablamos de honrar a Dios con nuestro cuerpo tenemos que comprender que este cuerpo ya no nos pertenece por tanto debemos cuidarlo, cuando alguien nos presta algo que quiere mucho, tratamos en todo lo posible de no dañarlo porque sabemos que no es nuestro, lo mismo es en nuestro cuerpo, el cristiano saludable ha comprendido que su cuerpo no le pertenece por tanto debe cuidarlo, pero también ha comprendido que para que hoy pudiera vivir, tuvo que haber pasado por un proceso de libertad, hubo alguien que pago el precio para que hoy yo tenga vida, Cristo pago el precio.

El cristiano saludable sabe lo que Cristo hizo y en agradecimiento honra a Dios con su cuerpo, y no solamente eso, sino que también glorifica a Dios con su físico, es decir no permite que se dañe porque sabe que no es propio, no peca contra su propio cuerpo, porque esto dañaría su relación con Dios, no abusa de su cuerpo, lo cual muchos hacen, dándole mucho esfuerzo físico sin compensar con vitaminas lo que se pierde, si amas a Dios y le temes y valoras lo que Cristo hizo, valoraras tu cuerpo, no harás nada para dañarlo, esto significa también que el cuerpo físico cuente con salud, no es agradable estar enfermo, nada agradable es estar sufriendo un dolor físico, muchos de estos males se hubieran evitado, si hubiéramos nosotros considerado algunas cosas que podrían dañar. Hoy es tiempo de reflexionar que si Dios nos regaló este cuerpo tenemos que honrar a Dios con nuestro cuerpo.


Mantente sano. Somos alma, cuerpo y espíritu y tenemos que tener un balance entre ellos, mantenernos sanos física, emocional y espiritualmente. Para cuidar tu parte física, debes dormir lo suficiente, comer de manera balanceada, y realizar un ejercicio físico, ya sea practicar un deporte, caminar o ir al gimnasio. Si sientes que tienes una situación emocional difícil, busca consejería, pues muchas veces necesitamos de una escucha atenta para salir del círculo vicioso en que nos envolvemos. Y no olvidemos la parte espiritual, busca grupo de jóvenes que sean dirigidos en oración, pues el cuerpo, la mente y el espíritu están conectados entre sí.
Desarrolla relaciones significativas: Arriésgate a entablar relaciones más íntimas con tus amigos, donde puedan hablar de problemas, pues muchas veces nos limitamos a tener relaciones superficiales, tenemos muchos “conocidos” con quienes hablamos cosas triviales, pero no nos sentimos escuchados ni seguros.
Asume actitud positiva, que te permita practicar el agradecimiento, y comienza hacer una lista de todas las razones por la cuales estar agradecido(a). Una vez escuché que la verdadera felicidad consiste en desear, lo que uno tiene, pues si vives deseando las cosas de las cuales carece, vas a vivir en una queja continua. ¿Quién quiere vivir con una persona que está quejándose constantemente?
Ayuda a los demás, haz favores a tus amigos, ayuda a los más necesitados, elogia a los que te rodean, pon tus habilidades al servicio de tu comunidad y recuerda que escuchar es el idioma del amor.
Vive un día a la vez, pues de esta manera vas resolviendo los problemas cada día. Jesús nos dio un importante mensaje en la Palabra de Dios; “No se preocupen por el día de mañana, por que mañana habrá tiempo para preocuparse. Cada día tiene bastante con sus propios problemas”; en otras palabras, cada día tiene su propio afán, resuelve lo de cada día, entonces la suma de tus días será buena.
Vive la vida con propósito, para algunos el propósito es educar a sus hijos, otros servir a Dios, algunos tener fama, lo importante es tener un sentido en tu vida.
Asume la responsabilidad de tu propia felicidad. Se puede elegir la felicidad en medio del dolor, es una elección, ¿decides dejarte abrumar por los problemas o salir victorioso en medio de ellos?

¡PERO SOBRE TODO LEE LA PALABRA DE DIOS, HAZ ORACION CRISTIANA DIARIAMENTE, Y VIVE PALABRA DE DIOS!.


¡AMEN Y GLORIA A DIOS!.


* NOTAS, COMENTARIOS Y REFLEXIONES POR EL COLABORADOR OSCAR RIVERA.

Domingo 22 de enero 2012. EL DESCANSO EN EL SEÑOR.





Notas, comentarios y reflexiones:








EL DESCANSO DE DIOS
“Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Sí Padre, porque así te agradó. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11: 25-30)
1. Descansar, ¿de qué?
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”:
Muchos han interpretado este pasaje desde una perspectiva natural, creyendo que lo que quiere decir es que si se recibe a Cristo, uno obtendrá en esta tierra y en este tiempo un descanso, prácticamente en cuanto a lo físico o natural.
Como consecuencia de ello, podrán dejar de preocuparse de los problemas, y que todo será fácil y llevadero de ahí en adelante, a diferencia de los impíos, que seguirán preocupándose y seguirán sin descanso.
¡La realidad es que muchas veces los impíos lo pasan mejor en esta vida que los verdaderos creyentes!
No creo, por tanto, que el Señor estuviera hablando de un descanso en lo natural (aunque Dios siempre nos ayuda). Creo que el Señor hablaba de otra cosa.
La razón en cuanto a lo que digo, está en las mismas palabras de Jesús en otro momento, cuando dijo:
“En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16: 33)
Veo que la aflicción está servida en este mundo, aunque podemos tener confianza en el Vencedor de la cruz.
Buscando el sentido cabal
Buscando el sentido cabal de las palabras de Jesús, entiendo que se podría definir el asunto del modo siguiente:
(Recordemos que el Señor se dirigía en primera instancia a las ovejas perdidas de Israel)
¿Quiénes estaban trabajados y cargados en el tiempo de Jesús, espiritualmente hablando?
Obviamente, los que intentaban una y otra vez cumplir con las exigencias de la ley de Moisés, y no podían.
Todos aquellos que buscaban salvarse a sí mismos por cumplir con los mandamientos de esa ley, pero se hallaban en perpetua frustración, ya que no lo lograban.
El descanso espiritual que buscaban encontrar, no lo hallaban según la revelación veterotestamentaria. Eso era sumamente frustrante.
No obstante, justamente para eso vino Jesús a este mundo, porque “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo” (Juan 1: 4, 9)
Jesús vino a este mundo a ser salvación para los que iban a creer, los judíos primeramente, después los griegos (Romanos 1: 16). Ese es el Evangelio y su poder.
Así que estas palabras del Señor las hemos de entender desde una perspectiva espiritual.
Venid a mí
“Venid a mí todos los que…”:
En primer lugar, el llamamiento es el de ir a Él. Esto implica fe. Debe haber una voluntad de ir a Él.
Para que hablemos de fe verdadera, deberemos contar con un esfuerzo de la propia voluntad del individuo, lo cual la Biblia lo llama: obra.
“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?” (Santiago 2: 14)
En otras palabras, la verdadera fe se manifiesta o se apercibe, o se conoce, por la obra. La primera obra es la de la voluntad: Si tu no vas a Jesús, nada ocurre.
Lo contrario justamente es lo que les pasa a los impíos. Muchos dicen creer en Jesús, pero no van a Jesús. Es una falsa fe.
Pero hay otro ingrediente necesario en esta fórmula: la obra de Dios.

2. y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar
“…nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Sí Padre, porque así te agradó”:
Esta es la obra de Dios: el Hijo, el revelar al Padre. Quien revela al Padre es el Hijo.
Esto es así, porque previamente es el Padre quien se las da las ovejas al Hijo:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10: 27-29)
Nadie puede venir a Cristo, sino le fuere dado del Padre:
“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6: 44)
“Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre” (Juan 6: 65)
3. ¿Qué podemos aprender nosotros directamente de esto?
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar"
La mayoría de nosotros los cristianos, somos de origen gentil, y hemos sido injertados, aun y siendo ramas de olivo silvestre, en el olivo bueno:
“Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo” (Romanos 11: 17)
Por la misericordia del Señor, nosotros los creyentes de origen gentil, manteniéndonos en la fe y en el temor de Dios, así como en Su bondad (Romanos 11: 20, 22), hemos sido salvos, y por tanto, estamos participando del descanso- no natural – sino espiritual, que Cristo nos da, por haber ido a Él.
Ese descanso es el de saber desde nuestro interior, que somos salvos ahora, y que un día veremos y experimentaremos del todo esta salvación:
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3: 1, 2)

Aprendiendo más
No obstante, y siempre en el contexto de la salvación y consecuente santificación, ¿qué más podemos aprender de esas palabras de Jesús?
¿Qué es lo que busca la gente que no conoce a Jesús?
En su espíritu materialista, la gente busca saciar su alma con cosas, cosas y más cosas.
Están convencidos que al tener lo que desean, serán felices. Sabemos que eso es mentira. El corazón del hombre jamás se sacia:
“El Seol y el Abadón nunca se sacian; Así los ojos del hombre nunca están satisfechos” (Proverbios 27: 20)
Nada creado puede dar descanso al alma y al espíritu del hombre, sólo Dios.
La sola búsqueda de la satisfacción en lo material es el primer movimiento de la codicia.
La codicia jamás da descanso al corazón del hombre.
De las palabras de Jesús, aprendemos a saciar nuestra alma en Él, el único que puede hacerlo.
F.V. Dabold escribió:
“Este espíritu materialista-nuestro deseo de cosas en preferencia a la voluntad de Dios-es la causa de todo nuestro descontentamiento y desasosiego…La actitud de mansedumbre y humildad es contentamiento, junto con un espíritu de alabanza a Dios”
Así que, de todo ello, aprendemos que si de veras queremos agradar al corazón de Dios, aprendamos a no poner nuestros ojos en las cosas para así obtener satisfacción, sino que disfrutando de lo que Dios nos concede, y por tanto, siendo agradecidos y contentados, prosigamos este Camino de la vida hasta el final.










EL DESCANSO EN EL ESPIRITU SANTO






El descanso pertenece al carisma de sanción es un toque directo a los sentidos internos de la imaginación y de la memoria, con una llenura de la presencia de Dios, de su amor y de su paz, de modo que a veces, el cuerpo queda alcanzado y como inmovilizado por un tiempo, y Dios sana interna o externamente y libera a veces. . Algunos, que no se resisten a este don, tras la oración y la imposición de manos, se sienten caer suavemente hacia el suelo, si están de pie o de rodillas, o se quedan como relajadamente inmóviles sobre su asiento los que estaban sentados. Este fenómeno suele ser pasajero y breve. El aspecto principal del descanso en el Espíritu, es la fuerte presencia sanadora del Dios viviente, que purifica, libra de dificultades y bloqueos interiores a su acción fortalece el alma para sobrellevar el peso del compromiso cristiano de un modo renovado. El punto controvertido y discutible en el descanso en el Espíritu es ese sentirse anonadado por el peso del amor de Dios con el fenómeno espectacular de la caída suave del cuerpo hacia atrás o hacia adelante, hasta que el don se haya pasado. Cuando el descanso en el Espíritu es verdadero, la caída del cuerpo es como una señal externa de un nuevo rendimiento al Señorío de Cristo y de una nueva aceptación del amor y la voluntad de Dios sin resistencias. Hay personas que creen erróneamente que caen al suelo porque han sido empujadas por el que les impone las manos. De hecho es el amor abrumador de Dios el que empuja y vence poderosamente obstáculos en personas que evitan aparecer como poco naturales.
1) El don parece en sí válido por sus efectos buenos: paz, presencia de Dios, más facilidad para orar, sanción de traumas y resistencias a Dios, liberación de opresiones.





2) El descanso en el Espíritu no es expresamente una oración de quietud con su experiencia directa del amor de Dios, que aquí se experimenta con amor sanador más directamente que como don de oración contemplativa.





3) Tampoco se trata de un fenómeno natural de hipnosis, donde la voluntad queda casi totalmente suspendida y sometida al hipnotizador, donde la conciencia se entorpece y la memoria de la actividad desarrollada en hipnosis se pierde al volver en sí. A veces esta alienación transitoria de la voluntad transitoria de la voluntad del hipnotizado resulta seriamente peligrosa. Nada de esto sucede en el descanso en el Espíritu: la voluntad y el entendimiento se mantienen despiertos y activos, sin someterse a nadie más que a Dios





4) Tampoco se ha de confundirse el descanso en el Espíritu con un posible influjo diabólico, que emboba las potencias del hombre y obscurece, turba y debilita espiritualmente el alma y lleva al que lo padece a buscar sitios concurridos para llamar la atención de otros y distraerlos de su oración o de la sanción interior en curso. Este influjo diabólico deja gran turbación, depresiones y falta de paz en el que lo ha recibido.





5) Ha habido abusos por parte de personas que por su debilidad psicológica o por ganas de atraer hacia ellas la atención simularon el descanso en el Espíritu. Los efectos posteriores de tristeza, depresión, angustia, oscuridad espiritual, insatisfacción y falta de paz, declararon la falsificación de un don carismático.





6) Se necesita, por tanto, enseñanza sana, discernimiento y guía espiritual recta durante este ministerio de sanción por el descanso en el Espíritu y después de el. No conviene despertar al que está en el descanso en el Espíritu, no se le turbe tras él con preguntas agobiantes e indiscretas; no se le obligue a dar paseos para despejarse, etc.; al que tuvo el descanso déjesele tranquilo por un rato largo para que el don de Dios produzca sus efectos buenos sin interferencias humanas. En el falso descanso, despiértese al paciente.





7) No se haga del descanso en el espíritu el don central del ministerio de sanción. La sanción viene de la presencia de Jesús sanador y Salvador y del poder de su Espíritu aceptado desde la fe. (





8) Tampoco se caiga en el otro extremo de denunciar este don como algo ajeno al ministerio de sanación y como una novedad de la Iglesia. Se trata de un fenómeno conocido en la historia de la Iglesia.





9) En el descanso en el Espíritu la mente está más clara para acoger a Dios; no es por tanto un desmayo donde la inteligencia se nubla o se pierde temporalmente. El descanso en el Espíritu (fenómeno de sanción) nada tiene que ver con la caída al suelo en una crisis epiléptica (enfermedad con pérdida de sentido, espumarajos, estremecimientos, cf. Mc. 9.18: " lo derriba al suelo le hace echar espumarajos y rechinar los dientes"). Este mismo niño del Evangelio de San Marcos, cuando recibe la curación fisiológica de su epilepsia, la psicológica de sus desmayos y la espiritual, liberado de aquel espíritu malo que le arrastraba hacia el fuego o hacia el agua para destruirlo, queda en una especie de descanso en el Espíritu (Mc.9.26: " el muchacho quedó curado como muerto"), pero enseguida Cristo lo levantó y estaba sano.





10) El descanso en el Espíritu es diferente del éxtasis sobrenatural, donde la mente queda absorbida en Dios y elevada para conocer sus misterios, con cesación del ejercicio de los sentidos exteriores. San Pablo nos recuerda este don de oración más propio de almas perfectas, cuando nos dice que subió arrebatado hasta el tercer cielo en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, y oyó palabras arcanas que el hombre no puede pronunciar. (2 Cor.12, 2-4). El mismo San Pablo cuando se convierte a Cristo, recibe una especie de descanso en el Espíritu, como don de principiantes; y cae en tierra de su caballo sin hacerse daño (Hch.9.4; Pablo cayó en tierra y oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿porqué me persigues?"). El descanso en el Espíritu es un don más propio de principiantes.










El descanso en el espíritu no es una regla que a todas las personas les pase la experiencia, si tu haz sido de los que han experimentado el descanso una o más veces aprovecha las manifestaciones emanadas del descanso para emprender una vida más llena del espíritu santo y llevar así una vida apegada a la palabra de Dios; sino es así no te preocupes hermano tu vida la debes continuar apegado al la palabra, pues no a todos se nos dan los mismos dones y los mismos carismas, Dios sabe cual es la forma y para cada uno tiene una especial misión y una manera diferente de llevarla a cabo, pero lo que siempre puedes esperar en Dios el sin numero de bendiciones que él te dará por vivir conforme a su voluntad y a la palabra de Dios.





¡Hechale muchas ganas!. Que nada limite tu vida en Cristojesús.










¡AMEN Y GLORIA A DIOS!.










*NOTAS, COMENTARIOS Y REFLEXIONES POR EL COLABORADOR OSCAR RIVERA.