LECTURAS: EXODO 20: 1-17; DEUTERONOMIO 6:1-9; 1 DE JUAN 3:1-10.HOY NOS SALDREMOS DE LA TEMATICA, Y ANALIZAREMOS LOS DIEZ MANDAMIENTOS:
PARA VIVIR LAS BENDICIONES DE DIOS DEBEMOS SEGUIR SU ENSEÑANZA Y SUS MANDAMIENTOS, LEYENDOLOS, APRENDIENDOLOS, ESCRIBIENDOLOS Y PONIENDOLOS EN PRACTICA."Dios habló, y dijo todas estas palabras:
Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de Egipto, donde eras esclavo."
1 "No tengas otros dioses aparte de mí. Tenemos muchos dioses que no nos permiten vivir la promesas y bendiciones del verdadero Dios, todos los días nos enfrentamos a pseudodioses que nos alejan de la posibilidad de vivir plenamente como hijos de Dios; el trabajo que nos exclaviza y nos hace no tener tiempo para nuestra vida espiritual, el dinero que nos enfrasca en la carrera de conseguir más y más cosas materiales, la rutina que nos mantiene aletargados en lo mismo todos los días, la flojera de dedicarle a Dios un tiempo de nuestro día, etc. Todo lo que nos lleva a alejarnos del único y verdadero Dios podemos considerarlo un "dios".
Dios se tomó para sí un pueblo en donde su Nombre y su poder fueran glorificados. Los apartó de las demás naciones y los señaló como "un pueblo santo" para El. Les dio una promesa de entrar a poseer una tierra distinta a la que conocían. Antes de entrar a dicha tierra, el pueblo debía conocer el propósito de Dios y su voluntad para con ellos. Luego de manifestaciones gloriosas a su salida de Egipto, el pueblo es convocado y recibe el reclamo divino: “No tendrás dioses ajenos delante de mí.”Jesús, el Hijo de Dios, en el Nuevo Testamento, alude al reclamo de su Padre en el Antiguo Pacto. Al ser confrontado por un intérprete de la ley sobre el gran mandamiento, Jesús dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente." Es decir, Dios exige la exclusividad de la adoración en todo ser humano. Es un reclamo vigente hoy día. Amar a Dios es confiar en él, aunque no siempre estemos de acuerdo con él. Es mantenernos fieles en medio de la adversidad y vivir una vida agradable delante de él. Tenemos muchos dioses a nuestro alrededor que compiten por llegar al primer lugar. Por mencionar algunos, digamos: la familia, el trabajo, las posesiones materiales, el poder, el conocimiento, en fin, la lista es larga, pero es importante reconocer que Dios demanda el primer lugar en nuestras vidas. No es que digamos que él es el primero, es que actuemos como que él es el primero. Que le demos el lugar que le corresponde y testifiquemos con nuestra propia vida que servimos al verdadero Dios. "Pongamos la acción donde está la palabra."Oremos: Dios Todopoderoso, te amo con todo mi corazón, con toda mi alma y con toda mi mente. Es mi mayor y más sincero deseo vivir en conformidad con tu Santa Palabra. Enséñame tú lo que yo no veo. Muéstrame aquellas cosas que afecten e inviertan mis prioridades. No sólo quiero decirte que tú eres primero, sino quiero demostrarlo con una vida de fidelidad hacia ti. Sé que tu Espíritu Santo me ayudará. En el Nombre de tu Santo Hijo Jesús. Amén.
2 "No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni les rindas culto, porque yo soy el Señor tu Dios, Dios celoso que castiga la maldad de los padres que me odian, en sus hijos, nietos y bisnietos; pero que trato con amor por mil generaciones a los que me aman y cumplen mis mandamientos. No podemos venerar ni onrar, imagenes hechas por hombres por que es venerar al hombre mismo y no a Dios, todo aquel objeto que le rindamos culto y nos distraiga la atención de Dios nos hará que vivamos maldición y no bendición: imagenes, santos, estampas, figuras de barro, madera, metal, etc.
En más de una ocasión la Biblia registra un incidente relacionado a la construcción de objetos, por manos humanas, para ser adorados. Esta actitud desvía la atención del adorador al único Dios verdadero. Ejemplo de esto lo fue la Torre de Babel, el Becerro de Oro en el Sinaí, la incorporación del culto a los Baales, en la liturgia del pueblo de Israel, etc. En cuyos incidentes el pueblo de Dios fue castigado y/o confrontado con la trivialidad del culto a otros dioses que no tenían poder para librarlos. Ellos habían conocido al “Poderoso de Israel”, pero su fe necesitaba algo más que sucesos sobrenaturales. Querían algo físico en donde mirarse. ¡Qué barbaridad! Sustituir al Creador rindiendo culto a sus criaturas o, peor aún, a obras de manos de hombres. Bien lo expresó el Salmo 135: 15-18. “Los ídolos de las naciones… obra de manos de hombres. Tienen boca, y no hablan; tienen ojos, y no ven; tienen orejas, y no oyen…” Cuanta amargura y rebeldía puede habitar en nuestros corazones para ignorar a Dios y reemplazarlo por el primer objeto que se nos ponga adelante. ¡Cuidado hermano y hermana! Dios no pasa por alto la idolatría. Quizás no tengamos un altar físico, pero examinemos nuestros corazones para ver si hemos edificado un altar en donde rendimos culto a nuestros propios dioses…Oremos: Dios y Padre Amante, reconozco tu grandeza y poder sobre todas las cosas creadas. Quiero rendir culto siempre a ti, el único Dios verdadero. Ayúdame a identificar cuando fallo en tributarte el honor que te pertenece y corresponde sólo a ti. Quiero que en el altar de mi corazón sólo habite la presencia viva de tu Espíritu Santo quien me revela a Jesucristo, tu Hijo. Por quien oro, Amén.
3 "No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios, pues él no dejará sin castigo al que use mal su nombre. No podemos usar el nombre sagrado de Dios para reforzar nuestra falta de seguridad y de integridad como hijos de Dios respaldandonos en el Santo nombre de Nuestro Señor.
Por hacer algún tipo de ejercicio mental, piensa en alguien en este momento y contéstate que es lo primero que viene a tu mente al pensar en esa persona. Generalmente, es una cualidad o característica que le distingue de los demás. Cuando pensamos en Dios, lo relacionamos con sus “atributos”. Pensamos en su eternidad, su omnipresencia, su amor, su justicia, su misericordia, etc., etc. Esto describe, por así decirlo, lo que es Dios (su esencia) y no cómo es Dios. El Nombre de Dios representa su persona. Su Nombre, Santo es. Los judíos se cuidaban de mencionarlo sin razón. Hacían referencia al "Cielo", antes de mencionar el nombre de Jehová. ¡Cuánto tenemos que aprender de este pueblo, hoy en día! El nombre de Dios sólo debe ser usado para ser honrado y reverenciado. Nadie desea que su nombre sea utilizado para ser burlado, calumniado o vituperado. Todos deseamos que nuestros nombres salgan a la luz para bien. De igual modo, y con muchísima razón, debemos honrar a Dios delante de los hombres. La próxima vez que vayas a utilizar Su nombre, hazlo con una conciencia real de quién es él y como merece ser tratado. Oremos: Dios de toda bondad e infinita gracia, alabo y exalto tu Nombre. Sé que sólo tú eres Dios y con humildad de espíritu reconozco que tu Nombre es dulce como la miel. Me comprometo contigo a honrarte delante de todos. Sé que con la ayuda de tu Espíritu Santo lo lograré. En el Nombre de Jesús, Amén.
4 "Acuérdate del sábado, para consagrarlo al Señor. Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el séptimo día es de reposo consagrado al Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en ese día, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que viva contigo. Porque el Señor hizo en seis días el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó el día séptimo. Por eso el Señor bendijo el sábado y lo declaró día sagrado. El día del Señor es el sábado, no podemos dejarnos engañar por otras religiones que nos fomentan a descansar el domingo, ya que el domingo era día de veneración al "dios sol" en las religiones paganas. Debemos onrarlo en descanso y santidad como corresponde a un verdadero cristiano.
"El día de reposo..." ¡Qué gran día! Este día de reposo era separado por Jehová, en el Antiguo Testamento, para que su pueblo descansara de sus arduas labores semanales. Todos en la casa debían entrar en el reposo. Era un día santo para Jehová; por lo que el pueblo de Israel debía dedicarse en oración, adoración y alabanza a su Dios. Sin embargo, con el paso de los años, el sábado se convirtió en una tradición religiosa que se alejaba cada vez más de los propósitos divinos. En el Nuevo Testamento, Cristo les advirtió a los religiosos de su época que el día de reposo se había hecho por causa del hombre y no el hombre por causa del día de reposo. Es decir, que el día no era lo más importante, sino obrar el bien y glorificar a Dios que había creado ese día para el disfrute y descanso del hombre. Jesucristo demostró ser el "Señor" del sábado. Oremos: Dios bueno, gracias por el día de reposo. Gracias, aún más, por el día del reposo eterno. Sabemos que muchos han entrado en él y otros esperamos por él. Gracias, porque por medio de tu Hijo Jesucristo, hemos alcanzado salvación y vida eterna. Gracias, por la libertad del Espíritu en nuestras vidas que nos permite reposar para adorarte. Enséñanos a marchar hacia adelante, hasta el día final. En el nombre de Jesús, Amén.
5 "Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios. Honrar a nuestros padres, nos da bendición, por que el ejemplo de Jesucristo fue de honrar a su padre haciendo todo lo que el le mando.
Amar, respetar, tener en alta estima, obedecer, cuidar a nuestros padres, es la idea central de este mandamiento. Los padres somos guardianes de nuestros hijos. No ignoramos que algunos no cumplen con su deber y responsabilidad, pero tampoco ignoramos que hay muchos hijos desobedientes y desleales a sus progenitores. Es importante señalar que desde niños debemos forjarnos la idea del respeto a los mayores o adultos. ¡Cuánto más, la del respeto por los que nos dieron la vida! Cuando pequeños nos sometemos o nos someten…, pero al llegar adultos somos capaces de tomar decisiones por nosotros mismos y elegimos qué hacer con cada quién. Sólo debemos pensar que alguna vez nosotros jugaremos el papel de padre y madre, y de este modo entenderemos mejor lo que hasta hoy no hemos entendido. Admito que como padres no somos perfectos, pero eso no nos da derecho como hijos de cometer los mismos errores o agresiones, sólo por liberar lo que sentimos. Pidámosle al Señor las fuerzas necesarias para no abandonar a nuestros padres cuando más nos necesiten y para honrarlos hasta el fin. Ellos tendrán que responder ante Dios, igualmente, por sus actitudes con sus hijos. Sin embargo, para ti y para mí es la promesa de larga vida y grandes éxitos en la medida en que honro a mi padre y a mi madre. No te avergüences de llamarlos papá y mamá públicamente, de invitarlos a salir contigo a dar un paseo o ir al cine, de cuidarlos cuando estén enfermos (aunque eso signifique faltar a tu trabajo o colegio), de besarlos, de abrazarlos, etc. Recuerda, algún día desearas haberlo hecho y, posiblemente, para ese entonces ya no estarán cerca de ti. Oremos: Querido Padre, sé que tu amor por mí es incondicional. Ayúdame a amar a mis padres incondicionalmente y permite que pueda obedecerlos y respetarlos hasta el fin de mis días. Gracias por Papá y Mamá. No siempre estoy de acuerdo con ellos, pero quiero cumplir con el mandamiento de honrarlos y velar por su bienestar. Permite que tu Espíritu me guíe en esa dirección. En el nombre de Jesús, Amén.
6 "No mates. Podemos matar no sólo físicamente, podemos matar espiritualmente, y con nuestra lengua al difamar, chismear, ofender, hablar malas palabras, etc.
Matar no sólo implica privar de la vida a alguien, físicamente hablando, sino que va más allá. Cuando mantenemos un semblante frío e indiferente hacia nuestro prójimo les estamos privando de la oportunidad de conocer lo que es el amor, el compañerismo y la amistad. Cuando negamos algo a alguna persona, teniendo el poder para concederlo, estamos provocando que su dolor se extienda y crezca su desesperanza. Cuando despreciamos a aquellos que nos hacen daño en lugar de perdonarlos, estamos fomentado un ambiente hostil y matando cualquier probabilidad de reconciliación. Cuando, sencillamente, no amamos, sino que "odiamos" (en mi humilde opinión, no creo que exista un término medio entre ambas posiciones) estamos matando a nuestro prójimo por quien Cristo también murió. Dejemos que el Espíritu Santo de Dios nos muestre si muy dentro de nosotros albergamos algún sentimiento que conduce a la muerte de nuestros semejantes (llámense padres, hermanos, hermanas o cualquier familiar, amigos, amigas, cónyuges, compañeros(as) de trabajo, etc.) y, eventualmente, si no nos arrepentimos, a la nuestra. Oremos: Dios, hoy vengo a ti conciente de mi necesidad de amar a todos los que tú amas. Permite que tu glorioso Espíritu examine mi corazón y me encamine por la senda del bien. Oro, en el nombre de tu Santo Hijo, Jesús. Amén.
7 "No cometas adulterio. Dios es fiel, y así quiere que nos comportemos con nuestro conyuge.
El sexo es de Dios. Era el propósito de Dios que la primera pareja de la tierra (hombre y mujer) se atrajeran el uno al otro. La familia es la Institución más antigua del mundo. Dios bendijo la unión conyugal de Adán y Eva. Podríamos decir que el matrimonio es una unión espiritual, más que un contrato legal. Este Mandamiento nos invita a la abstención de las relaciones sexuales impuras. Dios nos hizo un llamado a la pureza sexual. Entiéndase que esto aplica tanto al aspecto físico como al mental. El órgano sexual más importante es la mente. Debemos guardar nuestros pensamientos y acciones dando honra a Dios y a nuestros respectivos cónyuges. Cuando distorsionamos los conceptos divinos creados para el disfrute de la sexualidad entre parejas (insisto hombre y mujer), estamos alejándonos del propósito divino para este fin. No es pecado admirar la belleza de los seres humanos, pero cuando deseamos estar en la intimidad con quien no nos es permitido, debemos evaluar nuestros principios espirituales y confrontarnos con nuestras propias realidades y/o debilidades. Es bueno recordar que no estamos exentos. Como cristianos, tenemos la responsabilidad de examinarnos y fortalecer cualquier área débil de nuestras vidas. Si estas siendo tentado o estas pasando por un momento difícil, pide ayuda. ¡Hazlo ya! Dios nos ha llamado a libertad, pero debemos cuidarnos del libertinaje.Oremos: Dios, gracias por enseñarnos la importancia y el valor de la pureza sexual. Ayúdanos a guardarnos para ti y a sostener nuestro compromiso de pareja. Permite que aquellos que aún no se han realizado a estos fines encuentren su compañero(a) y puedan vivir en armonía con lo que nos has enseñado por medio de tu Santa Palabra. Bendice los matrimonios en todo lugar y permite que tu Espíritu Santo nos ayude a mantenernos limpios y puros. En el nombre de Jesús, te lo pedimos. Amén.
8 "No robes. Robarle al prójimo no sólo cosas materiales, sino su tranquilidad, no es bien visto a los ojos de Dios.
Hurtar se define como tomar lo ajeno; lo que pertenece a otra persona. Hay muchas formas de tomar lo que no nos pertenece. Algunos usan métodos fraudulentos y engañosos para llegar a poseer lo que desean y no está a su alcance poseer. La Ley en el Antiguo Testamento condenaba al ladrón y avalaba la restitución. En la época de Jesús, bajo la ley romana, el ladrón era castigado con pena de muerte. Hoy en día, en algunos lugares del mundo, los ladrones son apedreados o mutilados. El propósito divino al pronunciar este Mandamiento es que cada quien viva contento con lo que Dios le ha dado y aprenda a ser un buen propietario y/o administrador de sus bienes. No hay necesidad de vivir por ganancias deshonestas aumentando el precio de las mercancías para lucrarnos del pobre. Tampoco debemos faltar a nuestros compromisos y responsabilidades laborales y cobrar por un tiempo que no hemos rendido. No es lícito tomar artículos que no hemos pagado por ellos y salir de la tienda como “aquí no ha pasado nada”. Dios no aprueba a quienes hacen trampas en sus negocios o aquellos que hacen falsos estimados para obtener dinero extra por el servicio prestado, etc., etc., etc. La Palabra de Dios no pierde vigencia. Robar sigue siendo un pecado y necesitamos cuidarnos para vivir honradamente delante de Dios.Oremos: Querido Padre, gracias por enseñarnos el valor del respeto por lo ajeno. Permite que siempre podamos vivir sabiamente delante de ti y de los hombres. Enséñanos a ser justos y a mantenernos fieles aún cuando no podamos poseer todo lo que anhelamos. Líbranos de imitar a aquellos que te ofenden y mantennos del pan necesario. En el Nombre de Jesús, Amén.
9 "No digas mentiras en perjuicio de tu prójimo. La mentira es la obra cumbre de satanás, la mentira, corrompe, ensucia, envilece, etc.
¿Quién es mi prójimo? Mi prójimo es cualquier persona… Resulta maravilloso amar a quienes nos aman, honrar a quienes nos honran, reconocer a quienes nos reconocen, defender a quienes nos defienden y hacer bien a los que nos hacen bien. Sin embargo, respetar la honra personal de quienes no cumplen con nuestras expectativas es más difícil. Aún así, la Biblia nos enseña que debemos ayudar a nuestro prójimo en la preservación de su honor e integridad. Cuando decimos la verdad y defendemos la vida de otros, rehusando al impulso de calumniarlos y difamarlos, estamos cumpliendo con el Mandamiento. Cuando cerramos nuestros oídos a los comentarios y murmuraciones, evitamos el chisme y escogemos orar antes de repetir lo que otros dicen (generalmente infundado), estamos obedeciendo a Dios y respetando el derecho de mantener íntegra la imagen de nuestro prójimo. Decir la verdad y nada más que la verdad es un compromiso del cristiano para con Dios y para con todos los hombres. Oremos: Padre, gracias por mi prójimo. Tengo el compromiso de honrarlo porque tengo el compromiso de honrarte a tí. Enséñame a vencer toda tentación que provoque el deseo de hablar falso testimonio contra mi prójimo. Haz que tu Espíritu Santo me guié a la obediencia perfecta. En el nombre de Jesús; Amén.
10 "No codicies la casa de tu prójimo: no codicies su mujer, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca." Codiciar las cosas del projimo, nos hace morir por dentro pues no nos permite gozar lo que tenemos y agradecer por lo que somos.
Codiciar es un deseo vehemente de poseer algo o a alguien. No hay nada pecaminoso cuando nos esforzamos por obtener algo que nos gusta, legítimamente. Tampoco es algo fuera de lo común que dos personas compren el mismo juego de muebles o el mismo carro. Sólo que cuando nos sentimos en competencia y rebasamos los límites de nuestros presupuestos, con el fin de tener lo que otros tienen, estamos siendo guiados por un deseo impuro de nuestro corazón. Los deseos desordenados nos conducen a utilizar métodos poco honrados para obtener lo que queremos o nos gusta. El engaño, la mentira, el fraude, la traición y la manipulación son algunos de los “trucos” utilizados para lograr satisfacer los malos deseos del corazón. Debemos aprender a gozarnos por las bendiciones de otras personas y trabajar duro por lograr nuestros sueños y metas. Lejos de codiciar el esposo o la esposa, la casa, las tierras o posesiones del prójimo, alegrémonos por sus bendiciones. Finalmente, Dios se encargará de darnos lo necesario y hará todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos. Oremos: Dios, tú eres nuestro Padre fiel. Te agradecemos por todas las bendiciones recibidas. Te agradecemos por las bendiciones otorgadas a nuestros semejantes. Te agradecemos por la presencia de tu Espíritu que nos ayuda a echar fuera de nuestros corazones los malos deseos y nos permite sustituirlos por buenos deseos. Gracias por enseñarnos que nuestra primera obligación es hacia ti y queda demostrada cuando aprendemos a honrar, servir y amar a nuestro prójimo. Eres nuestra razón de ser. Oramos, en el nombre de tu Hijo Jesús; Amén.
HERMANO ES MOMENTO... A TRABAJAR LOS DIEZ MANDAMIENTOS.¡AMEN! Y ¡GLORIA A DIOS!.
*NOTAS COMENTARIOS Y REFLEXIONES POR EL COLABORADOR OSCAR RIVERA.