miércoles, 15 de febrero de 2012

Domingo 22 de enero 2012. EL DESCANSO EN EL SEÑOR.





Notas, comentarios y reflexiones:








EL DESCANSO DE DIOS
“Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Sí Padre, porque así te agradó. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11: 25-30)
1. Descansar, ¿de qué?
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”:
Muchos han interpretado este pasaje desde una perspectiva natural, creyendo que lo que quiere decir es que si se recibe a Cristo, uno obtendrá en esta tierra y en este tiempo un descanso, prácticamente en cuanto a lo físico o natural.
Como consecuencia de ello, podrán dejar de preocuparse de los problemas, y que todo será fácil y llevadero de ahí en adelante, a diferencia de los impíos, que seguirán preocupándose y seguirán sin descanso.
¡La realidad es que muchas veces los impíos lo pasan mejor en esta vida que los verdaderos creyentes!
No creo, por tanto, que el Señor estuviera hablando de un descanso en lo natural (aunque Dios siempre nos ayuda). Creo que el Señor hablaba de otra cosa.
La razón en cuanto a lo que digo, está en las mismas palabras de Jesús en otro momento, cuando dijo:
“En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16: 33)
Veo que la aflicción está servida en este mundo, aunque podemos tener confianza en el Vencedor de la cruz.
Buscando el sentido cabal
Buscando el sentido cabal de las palabras de Jesús, entiendo que se podría definir el asunto del modo siguiente:
(Recordemos que el Señor se dirigía en primera instancia a las ovejas perdidas de Israel)
¿Quiénes estaban trabajados y cargados en el tiempo de Jesús, espiritualmente hablando?
Obviamente, los que intentaban una y otra vez cumplir con las exigencias de la ley de Moisés, y no podían.
Todos aquellos que buscaban salvarse a sí mismos por cumplir con los mandamientos de esa ley, pero se hallaban en perpetua frustración, ya que no lo lograban.
El descanso espiritual que buscaban encontrar, no lo hallaban según la revelación veterotestamentaria. Eso era sumamente frustrante.
No obstante, justamente para eso vino Jesús a este mundo, porque “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo” (Juan 1: 4, 9)
Jesús vino a este mundo a ser salvación para los que iban a creer, los judíos primeramente, después los griegos (Romanos 1: 16). Ese es el Evangelio y su poder.
Así que estas palabras del Señor las hemos de entender desde una perspectiva espiritual.
Venid a mí
“Venid a mí todos los que…”:
En primer lugar, el llamamiento es el de ir a Él. Esto implica fe. Debe haber una voluntad de ir a Él.
Para que hablemos de fe verdadera, deberemos contar con un esfuerzo de la propia voluntad del individuo, lo cual la Biblia lo llama: obra.
“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?” (Santiago 2: 14)
En otras palabras, la verdadera fe se manifiesta o se apercibe, o se conoce, por la obra. La primera obra es la de la voluntad: Si tu no vas a Jesús, nada ocurre.
Lo contrario justamente es lo que les pasa a los impíos. Muchos dicen creer en Jesús, pero no van a Jesús. Es una falsa fe.
Pero hay otro ingrediente necesario en esta fórmula: la obra de Dios.

2. y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar
“…nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Sí Padre, porque así te agradó”:
Esta es la obra de Dios: el Hijo, el revelar al Padre. Quien revela al Padre es el Hijo.
Esto es así, porque previamente es el Padre quien se las da las ovejas al Hijo:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10: 27-29)
Nadie puede venir a Cristo, sino le fuere dado del Padre:
“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6: 44)
“Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre” (Juan 6: 65)
3. ¿Qué podemos aprender nosotros directamente de esto?
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar"
La mayoría de nosotros los cristianos, somos de origen gentil, y hemos sido injertados, aun y siendo ramas de olivo silvestre, en el olivo bueno:
“Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo” (Romanos 11: 17)
Por la misericordia del Señor, nosotros los creyentes de origen gentil, manteniéndonos en la fe y en el temor de Dios, así como en Su bondad (Romanos 11: 20, 22), hemos sido salvos, y por tanto, estamos participando del descanso- no natural – sino espiritual, que Cristo nos da, por haber ido a Él.
Ese descanso es el de saber desde nuestro interior, que somos salvos ahora, y que un día veremos y experimentaremos del todo esta salvación:
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3: 1, 2)

Aprendiendo más
No obstante, y siempre en el contexto de la salvación y consecuente santificación, ¿qué más podemos aprender de esas palabras de Jesús?
¿Qué es lo que busca la gente que no conoce a Jesús?
En su espíritu materialista, la gente busca saciar su alma con cosas, cosas y más cosas.
Están convencidos que al tener lo que desean, serán felices. Sabemos que eso es mentira. El corazón del hombre jamás se sacia:
“El Seol y el Abadón nunca se sacian; Así los ojos del hombre nunca están satisfechos” (Proverbios 27: 20)
Nada creado puede dar descanso al alma y al espíritu del hombre, sólo Dios.
La sola búsqueda de la satisfacción en lo material es el primer movimiento de la codicia.
La codicia jamás da descanso al corazón del hombre.
De las palabras de Jesús, aprendemos a saciar nuestra alma en Él, el único que puede hacerlo.
F.V. Dabold escribió:
“Este espíritu materialista-nuestro deseo de cosas en preferencia a la voluntad de Dios-es la causa de todo nuestro descontentamiento y desasosiego…La actitud de mansedumbre y humildad es contentamiento, junto con un espíritu de alabanza a Dios”
Así que, de todo ello, aprendemos que si de veras queremos agradar al corazón de Dios, aprendamos a no poner nuestros ojos en las cosas para así obtener satisfacción, sino que disfrutando de lo que Dios nos concede, y por tanto, siendo agradecidos y contentados, prosigamos este Camino de la vida hasta el final.










EL DESCANSO EN EL ESPIRITU SANTO






El descanso pertenece al carisma de sanción es un toque directo a los sentidos internos de la imaginación y de la memoria, con una llenura de la presencia de Dios, de su amor y de su paz, de modo que a veces, el cuerpo queda alcanzado y como inmovilizado por un tiempo, y Dios sana interna o externamente y libera a veces. . Algunos, que no se resisten a este don, tras la oración y la imposición de manos, se sienten caer suavemente hacia el suelo, si están de pie o de rodillas, o se quedan como relajadamente inmóviles sobre su asiento los que estaban sentados. Este fenómeno suele ser pasajero y breve. El aspecto principal del descanso en el Espíritu, es la fuerte presencia sanadora del Dios viviente, que purifica, libra de dificultades y bloqueos interiores a su acción fortalece el alma para sobrellevar el peso del compromiso cristiano de un modo renovado. El punto controvertido y discutible en el descanso en el Espíritu es ese sentirse anonadado por el peso del amor de Dios con el fenómeno espectacular de la caída suave del cuerpo hacia atrás o hacia adelante, hasta que el don se haya pasado. Cuando el descanso en el Espíritu es verdadero, la caída del cuerpo es como una señal externa de un nuevo rendimiento al Señorío de Cristo y de una nueva aceptación del amor y la voluntad de Dios sin resistencias. Hay personas que creen erróneamente que caen al suelo porque han sido empujadas por el que les impone las manos. De hecho es el amor abrumador de Dios el que empuja y vence poderosamente obstáculos en personas que evitan aparecer como poco naturales.
1) El don parece en sí válido por sus efectos buenos: paz, presencia de Dios, más facilidad para orar, sanción de traumas y resistencias a Dios, liberación de opresiones.





2) El descanso en el Espíritu no es expresamente una oración de quietud con su experiencia directa del amor de Dios, que aquí se experimenta con amor sanador más directamente que como don de oración contemplativa.





3) Tampoco se trata de un fenómeno natural de hipnosis, donde la voluntad queda casi totalmente suspendida y sometida al hipnotizador, donde la conciencia se entorpece y la memoria de la actividad desarrollada en hipnosis se pierde al volver en sí. A veces esta alienación transitoria de la voluntad transitoria de la voluntad del hipnotizado resulta seriamente peligrosa. Nada de esto sucede en el descanso en el Espíritu: la voluntad y el entendimiento se mantienen despiertos y activos, sin someterse a nadie más que a Dios





4) Tampoco se ha de confundirse el descanso en el Espíritu con un posible influjo diabólico, que emboba las potencias del hombre y obscurece, turba y debilita espiritualmente el alma y lleva al que lo padece a buscar sitios concurridos para llamar la atención de otros y distraerlos de su oración o de la sanción interior en curso. Este influjo diabólico deja gran turbación, depresiones y falta de paz en el que lo ha recibido.





5) Ha habido abusos por parte de personas que por su debilidad psicológica o por ganas de atraer hacia ellas la atención simularon el descanso en el Espíritu. Los efectos posteriores de tristeza, depresión, angustia, oscuridad espiritual, insatisfacción y falta de paz, declararon la falsificación de un don carismático.





6) Se necesita, por tanto, enseñanza sana, discernimiento y guía espiritual recta durante este ministerio de sanción por el descanso en el Espíritu y después de el. No conviene despertar al que está en el descanso en el Espíritu, no se le turbe tras él con preguntas agobiantes e indiscretas; no se le obligue a dar paseos para despejarse, etc.; al que tuvo el descanso déjesele tranquilo por un rato largo para que el don de Dios produzca sus efectos buenos sin interferencias humanas. En el falso descanso, despiértese al paciente.





7) No se haga del descanso en el espíritu el don central del ministerio de sanción. La sanción viene de la presencia de Jesús sanador y Salvador y del poder de su Espíritu aceptado desde la fe. (





8) Tampoco se caiga en el otro extremo de denunciar este don como algo ajeno al ministerio de sanación y como una novedad de la Iglesia. Se trata de un fenómeno conocido en la historia de la Iglesia.





9) En el descanso en el Espíritu la mente está más clara para acoger a Dios; no es por tanto un desmayo donde la inteligencia se nubla o se pierde temporalmente. El descanso en el Espíritu (fenómeno de sanción) nada tiene que ver con la caída al suelo en una crisis epiléptica (enfermedad con pérdida de sentido, espumarajos, estremecimientos, cf. Mc. 9.18: " lo derriba al suelo le hace echar espumarajos y rechinar los dientes"). Este mismo niño del Evangelio de San Marcos, cuando recibe la curación fisiológica de su epilepsia, la psicológica de sus desmayos y la espiritual, liberado de aquel espíritu malo que le arrastraba hacia el fuego o hacia el agua para destruirlo, queda en una especie de descanso en el Espíritu (Mc.9.26: " el muchacho quedó curado como muerto"), pero enseguida Cristo lo levantó y estaba sano.





10) El descanso en el Espíritu es diferente del éxtasis sobrenatural, donde la mente queda absorbida en Dios y elevada para conocer sus misterios, con cesación del ejercicio de los sentidos exteriores. San Pablo nos recuerda este don de oración más propio de almas perfectas, cuando nos dice que subió arrebatado hasta el tercer cielo en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, y oyó palabras arcanas que el hombre no puede pronunciar. (2 Cor.12, 2-4). El mismo San Pablo cuando se convierte a Cristo, recibe una especie de descanso en el Espíritu, como don de principiantes; y cae en tierra de su caballo sin hacerse daño (Hch.9.4; Pablo cayó en tierra y oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿porqué me persigues?"). El descanso en el Espíritu es un don más propio de principiantes.










El descanso en el espíritu no es una regla que a todas las personas les pase la experiencia, si tu haz sido de los que han experimentado el descanso una o más veces aprovecha las manifestaciones emanadas del descanso para emprender una vida más llena del espíritu santo y llevar así una vida apegada a la palabra de Dios; sino es así no te preocupes hermano tu vida la debes continuar apegado al la palabra, pues no a todos se nos dan los mismos dones y los mismos carismas, Dios sabe cual es la forma y para cada uno tiene una especial misión y una manera diferente de llevarla a cabo, pero lo que siempre puedes esperar en Dios el sin numero de bendiciones que él te dará por vivir conforme a su voluntad y a la palabra de Dios.





¡Hechale muchas ganas!. Que nada limite tu vida en Cristojesús.










¡AMEN Y GLORIA A DIOS!.










*NOTAS, COMENTARIOS Y REFLEXIONES POR EL COLABORADOR OSCAR RIVERA.





































No hay comentarios:

Publicar un comentario