viernes, 9 de noviembre de 2012

Domingo 14 de octubre. EL FRACASO. PARTE 1.



Todos Conocemos un montón a cerca del fracaso. Tomamos muchos desafíos durante nuestras vidas: criar hijos, mantener un matrimonio saludable, invertir en nuestros amigos, comenzar negocios o una nueva carrera y así.  Y estas cosas no siempre resultan.  Cada uno de nosotros ha fracasado en una o en varias de estas áreas.  Cuando fracasamos, la depresión que le continúa puede ser inmovilizadora.

Creo que existe un peligro similar, especialmente para el cristiano comprometido y entusiasta.  El desánimo proveniente de un fracaso es una de las mayores razones por las cuales los cristianos dan un paso atrás en su búsqueda de Dios y del ministerio.  Nada pone un enfriamiento más grande en nuestro entusiasmo de seguir a Dios que el desánimo.  La posibilidad de fracaso es también la razón por la cual mucha gente permanece completamente alejada de Dios.  Talvez tú  mismo no seas cristiano y ya has pensado esto “Hey, si me meto en esta cosa de Dios, probablemente voy a fracasar.  Y nunca viviré a la altura de las espectativas que Dios tiene—así que para qué molestarme.  Si la gente supiera cómo soy realmente, los hábitos que tengo, las cosas que pasan por mi cabeza—no querrían servir a Dios a mi lado.  ¡No me aceptarían en su iglesia! ¡Si tratara de seguir a Dios, sabrían quién soy y fracasaría!”

Durante nuestra vida  cristiana aparecen cientos de situaciones y asuntos que limitan el servicio a Dios. La dura lucha con uno mismo, con el diablo y con el mundo, se trasforma en una faena agotadora.
El primer amor con el cual uno disfruta la conversión, la nueva vida en Cristo y el servicio incondicional a Dios en los primeros años de cristiano, con el tiempo comienza a menguar y a apagarse. Ante esto, es necesario constantemente acudir en ayuda del Señor y revestirse de fuerza y de poder para levantarse y continuar la siguiendo el camino  hacia el reino de los cielos.
Con el tiempo es necesario analizar frecuentemente nuestro corazón, nuestras intenciones y nuestros intereses para poder detectar cuales son las cosas que en definitiva, están estorbando nuestro servicio a Dios y alejándonos de su presencia.

Debemos entender que ya no debemos vivir para nosotros mismos, el aceptar que somos siervos de Cristo, el practicar una relación con Cristo saber que necesitamos del Espíritu Santo, lejos de toda religión;  son las urgentes necesidades de todos los creyentes, en cualquier etapa de su vida.  Daremos una vista a  los tres enemigos que se levantan en contra del avance del hijo de Dios: Nosotros mismos ( la carne ), el diablo y el mundo.

Existen grandes demandas de dura lucha y esfuerzo que son parte de la realidad de todos los que estamos militando, de una u otra forma, en las filas de Cristo.
En tiempos en que solo se busca la oferta de Cristo por sobre sus demandas, la voz del Salvador resuena con autoridad lacerante en nuestros corazones:

Lucas 9:23

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
23 Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.



PRIMER ENEMIGO: NOSOTROS ( LA CARNE )
1. Conociendo nuestro Corazón
El primer enemigo que trataremos, es aquel que mora en nosotros mismos. Pablo le Decía a Timoteo:

1 Timoteo 4:16

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
16 Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.  
Parece increíble la declaración de este texto. Existen miles de peligros que nos asedian, existen miles de situaciones adversas que nos estorban, existen miles de perversas artimañas que atentan contra nuestra vida, pero jamás nos imaginamos que muchas de ellas salen desde lo mas interno de nuestro ser.

El peligro, muchas veces, esta en nosotros mismos y es por esa razón que el apóstol Pablo se lo declara con tanta precisión a su amado Timoteo. Dicha advertencia nos invita a desconfiar hasta de nosotros mismos.

¿Es que acaso nuestro corazón nos puede engañar? Por cierto que sí. Jeremías dice:

Jeremías 17:9

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? 
Ciertamente que todos tenemos un manantial de perversidades que quiere brotar y gobernar nuestra voluntad. Es la constante petición de nuestra vida anterior que reclama su antiguo lugar. Es el grito incesante del viejo hombre que eleva su rebelión en contra de Dios.
Es la ley del pecado de la cual nos habla Pablo  ante la cual debemos dar la lucha diaria y constante.

Romanos 7:7-25

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

El pecado que mora en mí

¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.
Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto.
Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.
10 Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte;
11 porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató.
12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.
13 ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso.
14 Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.
15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.
16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.
18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
24 !!Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado. 

Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó que lo que contamina al hombre no es lo que entra, sino lo que sale de él.

Mateo 15:11

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
11 No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre. 

Es la triste y cruda realidad de nuestra naturaleza caída. No podemos confiar ni en nosotros mismos.
Por tales razones, es necesario procurar entregar todo nuestro corazón al Señor para que él, quien los escudriña todo, pueda sacar aquello que impide el servir a Dios con libertad y eficacia.


2. Tratando con nuestro pecado
El tema del pecado es tan amplio que amerita un estudio especial para ello. No obstante, podemos resumir que cada creyente está en una dura lucha en contra del pecado que mora en nosotros:

Romanos 7:18-19

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 
Uno de los grandes conflictos que existen en la juventud y en especial, en los primeros momentos de creyente, es que luego de la experiencia inolvidable de la conversión, se descubre que aun existe dentro de nosotros aquella vieja naturaleza que reclama su antiguo lugar. Es el viejo hombre que mora con nosotros y que muchas veces desea gobernar nuestra voluntad. Pablo lo presenta así:

Romanos 7:24

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
24 !!Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 
Este clamor desgarrador del apóstol, es la propia experiencia de cada creyente en Cristo que reconoce aquella lucha entre la nueva criatura y la vieja naturaleza pecaminosa. No debemos menguar respecto a esto, porque el viejo hombre constantemente quiere rebelarse y ante cualquier descuido se produce la caída y la desobediencia.

Una vez entendiendo que en nosotros mora el pecado y que éste, constantemente desea gobernar nuestra vida, debemos de la misma forma confesar a Dios nuestras faltas y flaquezas, a fin de que él tome el dominio de nosotros:

Gálatas 5:16

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Las obras de la carne y el fruto del Espíritu

16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.

1 Pedro 2:11

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Vivid como siervos de Dios

11 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, 

La carne reclama su antiguo lugar,  pero el mandato de Dios es a no satisfacer aquellos deseos pecaminosos que batallan en contra del alma, que distraen la mente, enferman el corazón y que debilitan el espíritu.
Nuestro Señor Jesucristo nos dejó una gran enseñanza frente a este punto:

Mateo 26:41

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. 

Esta es una de las áreas de mayor dificultad del creyente. La única manera de contrarrestar y de someter la seducción del pecado que mora en nosotros, es a través de la oración, justamente es eso lo que nos cuesta tanto hacer. Las reuniones menos asistidas en las iglesias, es el culto de oración. Esta clara estadística nos permite evaluar y confirmar la razón de nuestro famélico y débil estado espiritual.

Existen áreas de nuestra vida que están sometidas al pecado mas que a Dios, y son aquellas áreas en las cuales debemos trabajar. Esto es tan parecido a la experiencia de Israel. Un pueblo que si bien llega a la tierra prometida, pero continúa rodeado de pueblos paganos, y cada vez que Israel se descuidaba, se metía el amorreo o el heteo para atacar. De la misma manera, debemos trabajar las áreas de nuestra vida que son vulnerables al pecado. Analicemos algunas áreas frecuentes

El área sexual y sentimental: Es una de las áreas con mayor fracaso en el hombre natural y espiritual. Al abordar este punto, es preciso reconocer nuestra naturaleza sin religiosidad ni hipocresías.
La Palabra de Dios presenta con mucha claridad el continuo fracaso del hombre frente al tema de la sexualidad y es por eso que también da consejos precisos y abiertos frente a este tema. Pablo le dice a Timoteo:

2 Timoteo 2:22

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
22 Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. 
Es importante considerar que el mandamiento no es confrontar los deseos pecaminosos, sino que huir de ellos. Recordemos la experiencia de José cuando fue seducido por la esposa de Potifar:

Génesis 39:12

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
12 Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió. 


El texto detalla que ella lo sedujo a tal punto que tomó sus vestidos, no obstante, José huyó. No deja de sorprender la actitud valiente y decidida de José, quien huye de los deseos pecaminosos y obedece a Dios. Por cierto, que para el hombre natural dicha actitud obedece a un hombre poco viril, pero para el hijo de Dios es la constante lucha de vencer al pecado.

1 Timoteo 5:1-2

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Deberes hacia los demás

No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos;
a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza.  
El trato de la hermanad debe estar revestida de pureza. Tal vez nos ofendería si alguien nos dijera lo mismo que Pablo le dijo a Timoteo, y hasta responderíamos:

¿Qué piensa Ud. que soy Yo como para que me diga tal cosa?
La verdad es que la espiritualidad conlleva una gran convicción de nuestro propio pecado. En otras palabras, entre más nos acercamos a Dios y tenemos comunión con él, se hace más nítida nuestra naturaleza caída y la necesidad de prevenir las tentaciones. Pablo, un siervo de Jesucristo por voluntad de Dios, sabia muy bien cual es el estado de nuestra antigua naturaleza y de su constante asechanza, y Timoteo, su hijo espiritual, recibe aquella advertencia directa y sincera para poder tomar todas las medidas precautorias a fin de abstenerse de cualquier eventual deseo ilícito que no honra a Dios.

Fuimos creados por Dios para vivir en pareja, hombre y mujer. Cuando se deja la edad de la niñez, es absolutamente normal que comience la atracción por el sexo opuesto. Si eso no ocurre, sería preocupante. No obstante, nuestra naturaleza pecaminosa siempre se inclina por lo ilícito y es ahí donde debemos dar la lucha.
Los deseos de tener relaciones sexuales prematrimoniales, de ver material de pornografía o de erotismo en general, de escuchar o participar de conversaciones lujuriosas, etc., son parte de los reclamos de la antigua naturaleza caída y no de la nueva creada en Cristo. El no reconocer que estos y otros deseos ilícitos moran aún en nosotros, es no llegar a la madurez que nos permitirá contrarrestarlos.

Respecto a la parte sentimental, es necesario abordar el tema a la luz de lo que dice la Escritura en Corintios:

2 Corintios 6:14-15

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Somos templo del Dios viviente

14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?
15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? 


La perfecta voluntad de Dios es que el hombre creyente se una a mujer creyente. Bajo esta premisa, cuando aparezca la duda respecto a, si es o no la voluntad de Dios que tal o cual persona pueda ser la pareja con quien se establecerá noviazgo y posteriormente vínculo matrimonial, la pregunta estará respondida al menos en su cincuenta por ciento. De lo contrario, no es necesario preguntarle a Dios dado a que él lo declara directamente en la Escritura.

La uniones desiguales son tan graves en el noviazgo y fatales en el matrimonio. Dios dice en su Palabra:

Amós 3:3

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?  
Se debe someter a Dios esta área tan sensible que a veces, acarrea tantos sufrimientos. La voluntad de Dios es mas que sentimientos y que atracción física. Amados, la atracción y los sentimientos, son sublimemente reemplazados por la voluntad durante el matrimonio. Por tanto, enamorarse es mucho más de lo que yo veo o siento. El amor , es comprometer la voluntad al servicio del otro.

Es posible que esas palabras no se puedan evaluar en la juventud célibe, pero en el matrimonio, es una realidad indiscutible. En otras palabras, el vínculo que sostiene la relación de noviazgo o matrimonio, “en el Señor”, es el amor de Dios en nuestras vidas.

1 Corintios 13:4-8

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 
Dios te ayude, para que el área sexual y sentimental sea sometida a él y que no estorbe y no sea lo que impida tu servicio a Dios.


El área de prioridades (deportiva, recreativa,entretenimiento,  etc) : Pablo le decía a Timoteo:

1 Timoteo 4:7-9

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad;
porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.
Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos.  
Hoy es muy común ver a jóvenes cristianos que destinan gran parte de su tiempo a la actividad deportiva o recreativa descuidando su participación en la iglesia. Con esto no estoy diciendo que practicar algún deporte sea ilícito delante de Dios, pero si lo es cuando dicha actividad pasa a ser prioridad y se transforma en el impedimento para estar con los hermanos en la congregación. La Palabra dice:

1 Corintios 6:12

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Glorificad a Dios en vuestro cuerpo

12 Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.  


El pecado no esta en jugar fútbol o ir al gimnasio, el problema está cuando aquello pasa a ser la prioridad frente a elegir entre ir a la iglesia o asistir a la actividad deportiva. Obviamente, esto involucra a cualquier actividad que hagamos en sentido secular, siempre y cuando no sean aquellas que no honran al Señor.
Un joven preguntó una vez: “¿Es pecado ir al cine?” Procurando siempre responder por la Escritura y no por subjetivismos religiosos, se le citó el texto de 1 Corintios 6:12. El pecado no está en ir al cine, sino en que voy a ir a ver al cine y cuando voy a ir al cine.

Dios te ayude, para que el área de prioridades sea sometida a él y que no estorbe y no sea lo que impida tu servicio a Dios.



El área de desarrollo personal: Estamos en medio de una sociedad extremadamente personalista, materialista y fría. Es una corriente que arrastra y que nos insiste en llevarnos por torbellinos de materialismo para escalar la cima del éxito.
Para el mundo el éxito es ser profesional, tener una familia, una casa de no menos de ostentosa, un vehículo lleno de equipo del año, vestirse, comer y pasarlo bien, tener el mejor celular, la tablet, ir al club, etc.
Lamentablemente, este inventario frívolo, no esta lejano a la realidad de los hermanos de una iglesia cristiana. Cada vez se hace mas notoria, dentro del pueblo de Dios, la diferencia social y las actitudes discriminatorias son mas que evidentes, de ahí que existen iglesias para clase baja, media y alta.

Ante este escenario, la juventud procura lograr la máxima estatura académica y a veces, no se escatima nada a fin de lograrlo.
Aquella carrera se vuelve casi una obsesión y un afán que a Dios no le agrada. Es frecuente ver a niños que al pasar a la juventud, desaparecen prácticamente de la iglesia porque ingresaron a estudios superiores y el día domingo lo usan para recrearse después de largas horas de estudio, justificando así su constante inasistencia a las actividades de la iglesia.
Salomón a modo de ejemplo
Para la mente natural, el rey Salomón es el paradigma de un hombre ideal. Poder, sabiduría, dinero, mujeres y admiración, podrían ser las metas mas anheladas por la carrera de los hombres. No obstante, la Escritura nos deja un legado opuesto y de trascendencia eterna.

Eclesiastés 1:2-3

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad.
¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? 

Eclesiastés 12:1-13

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
12  Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento;
antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia;
cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas;
y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas;
cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles;
antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo;
y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.
Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad.

Resumen del deber del hombre

Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios.
10 Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad.
11 Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.
12 Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne.
13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. 



Para algunos, el libro de Eclesiastés ha sido considerado como los escritos de un “viejo amargado”, pero para los creyentes, es la Palabra de Dios y la insistente voz que nos impulsa a mirar y a caminar francamente hacia nuestra patria celestial y a fundar nuestra realización solo en Cristo.

Nadie pondrá en duda que los momentos más gloriosos de Israel se vivieron durante el reinado de Salomón, sin embargo, los escritos finales del tal, no responden al perfil de un hombre natural con tan exitosa carrera.
Lo escrito por Salomón, es la voz de Dios que aclara en forma directa que todo lo de esta vida es vanidad y que todo esmero del hombre por alcanzar las mas altas cúspides del éxito, no es más que afán debajo del sol.

Es importante resaltar el llamado que Dios, a través de este santo libro, le hace especialmente a la juventud. Es urgente que Tú, cristiano, te acuerdes del creador, ahora que haz empezado a cambiar tu vida, nunca es tarde para hacerlo, y tu joven aprovecha tu juventud para ello no esperes a ser viejo para cambiar.


Que tus anhelos profesionales, absolutamente legítimos, no sean el estorbo o la imagen que eclipse tu servicio a Cristo. Recuerda que sin él nada de lo que haces podrías hacerlo. Recuerda que todo tu potencial, inteligencia y vigor son dados desde arriba primeramente para él. Recuerda que todo lo que logres no será producto de tus estudios o afanes, sino que exclusivamente de la soberana gracia de Dios que ha decidido posar sobre tu vida.

Dios te ayude, para que el área de desarrollo personal sea sometida a él y que no estorbe y no sea lo que impida tu servicio a Dios.



¡AMEN Y GLORIA A DIOS!.

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