miércoles, 6 de julio de 2011

Domingo 03 de julio. OJOS Y OIDOS ABIERTOS.



LECTURAS: MATEO 13:1-23.










NOTAS, COMENTARIOS Y REFLEXIONES:





Estar en comunidad es estar en una buena tierra para las cosas de Dios; cuando no estamos en las cosas espirituales, nuestros sentidos son opacados y no entienden. Satanás y el mundo han endurecido nuestro corazón porque nosotros lo hemos permitido, sino quito lo que me distrae de Dios no puedo vivir la vida cristiana, el mundo y satanás nos atrae poniendo excusas: "al cabo no se dan cuenta", "es poquito", "ni se va anotar", "todo el mundo lo hace", etc. Satánas sabe que si estamos prestos a oir palabra de Dios, seremos sanados, liberados, bienaventurados por escuchar y ver los caminos de Dios.





Nuestros sentidos deben de estar alertas no distraídos, hay muchas formas de ser distraídos: no poner atención, ignorar, estar adormilados, no darse cuenta, ser flojos, etc.





Las oportunidades estan para que las aprovechemos y así recibir bendición. Dios las da, no es cuestión de suerte.





lo bonito del Espirítu se palpa en el corazón; el mundo quiere ver cosas externas porque, sus ojos, oidos, no han permitido que la bendición entre a su corazón calidad de vida por el Espíritu Santo.










De nada sirve testimoniar milagros, si tu vida en en general está igual, de cabeza. Una persona humilde tiene en su corazón tierra fértil, es ser soberbio oscurece, para ser humilde debo trabajar más en mi.





¿Cómo te expresas? Vagamente, duramente, libidinosamente, con doble sentido, nuestra expresión corporal es adecuada, te puedes estar expresando bien con palabras pero con el cuerpo no es la adecuada.





Hay que buscar el terreno adecuado para sembrar la palabra de Dios, el fruto no es con el entedimiento es con el corazón, dando un buen ejemplo se vera mucho fruto; el mundo necesitas más cristianos que den fruto. Como cristianos debemos estar alertas, con ojos abiertos y oidos destapados, debemos de entender en que ambiente nos movemos como cristianos.





DI AL SEÑOR "YO QUIERO DAR EL 100%". Usted tiene que ser excelente por que Dios te ama Jesús entrego todo por ; muchos no damos todo no estamos dispuestos a dar porque tenemos miedo, el miedo es temor lo opuesta a amor, descubra en donde esta callendo la semilla; YA ES EL MOMENTO DE DAR MUCHO; una persona cristiana va por más: éxito, victoria, prosperidad, hacia adelante, etc.





Para ser felíz tengo que tener mis ojos y mis oidos bien abiertos, no decir: es que no sabía, no escuche, etc.





Cambie su forma de pensar y de hablar mostrando que quien dirige nuestra vida es Jesús por medio del Espirítu Santo.










Lo verdaderamente asombroso es que la inmensa mayoría de las personas no luchan por «ser» alguien, sino por «tener» algo; no se apasionan por llenar sus almas, sino por ocupar un sillón; no se preguntan qué tienen por dentro, sino qué van a ponerse por fuera. Tal vez sea ésta la razón por la que en el mundo hay tantos tantas marionetas y tan pocas, tan poquitas personas. Sí, hay que amar la lucha. Creer en algo muy serio. Luchar por ello. Seguir luchando cuando nos cansemos. Seguir adelante cuando nos cansemos de caminar.










Jesús nos explica en el pasaje evangélico de hoy que la vida del cristiano y la de todo hombre es lucha. Hay que vencer el viento, la dureza de las piedras, las espinas... Quien ha tenido la fortuna de trabajar en el campo, comprende perfectamente la parábola del sembrador. Y es que no basta con tirar la semilla para cosechar frutos abundantes. Hay que elegir el terreno. Hay que preparar la tierra. Hay que cuidar la semilla y tirarla a tiempo. Hay que regar, quitar las malas hierbas y, sobre todo, hay que segar en el momento oportuno. Implica lucha. Trabajo. Esfuerzo. Se dice que: «De los esforzados es el Reino de los Cielos». Es ley de vida. A veces cuesta. Lo importante, no es tanto lo que hacemos, sino el amor con el que obramos. Cuando hay amor, Dios bendice y nos premia, aun si en muchas ocasiones no lo parece a primera vista. Para lograr estar siempre en la «lucha» contamos con un medio excelente: la oración. Jesús la usó y siempre le funcionó.










¡AMEN!, ¡GLORIA A DIOS!.

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